lunes, 7 de junio de 2010

Aquí las normas, las pongo yo .

Ahí estaba él, apoyado en su New Beattle descapotable rojo, sonando en la radio una canción de los Beatles. Apoyado, con un Marlboro en la mano, las Ray Ban puestas, y esos Levi's rotos que llevaba a todas horas. El pelo perfectamente peinado, y aquella sonrisa que volvía locas a todas. Él podía jugar con quien quisiera con una sonrisa así. Les manejaba a todos. A las chicas con sus labios, a los chicos con sus puños. Sus All Star rotas y llenas de manchas reflejaban su vida, llena de peleas, fiestas y juegos. Miraba a los demás con superioridad, todas querían ser su novia, todos querían formar parte de su grupo.

Cerró la puerta de su coche, apagó el cigarro y cogió otro. Sus amigos le siguieron, las chicas emperazon a reírse como idiotas cuando le veían pasar. En ese momento se paró, me miró. Se quitó las Ray Ban y se las dio al chico que estaba detrás de él. Me miró de arriba abajo, dibujó con sus ojos mis curvas, envueltas en un vestido rojo coronado con un cinturón. Me dedicó una de sus sonrisas, pero yo le respondí con una mirada de odio. Me di la vuelta y le dejé con una sonrisa de estúpido. Cogí un botellín de cerveza y encendí un cigarro; un chico se me acercó. Al ver que aquel Don Juan con Levi's me miraba, coqueteé con aquel chico inocente. Nos intercambiamos miradas. Mis miradas eran de orgullo, las suyas eran de celos. Escapé de aquella aburrida conversación, dejé el botellín de cerveza, y nos fuimos mi cigarro y yo a ver las estrellas.



Sabía que el de las Ray Ban me seguiría, me hice la dura, la estúpida, y fingí no haberle visto. Se acercó y me rozó la espalda con los dedos. En seguida, me di la vuelta. Y ahí estaba él, sonriéndome con esa sonrisa, que hacía que cayeras rendida a sus pies. La evité, y le miré a los ojos. No sabía que era peor. Sus ojos verdes profundizaron en los míos. Aquel chico intentaba conquistarme, quería que fuera el simple rollo de una noche, divertirse conmigo. Estaba cansada de estas cosas, y no iba a permitir que me embrujara con su sonrisa y sus aires de galán duro. Sus dedos alcanzaron los míos. Acercó sus labios a mi cuello. Su olor a tabaco era el mejor perfume que había olido en mi vida, pero no iba a caer en sus redes. Poco a poco fue alcanzando mi cara, sus dedos enredaron mi pelo, su otra mano, fue metiéndose por mi vestido, deslizándose por mi espalda. Su cara se acercaba más y más, y cuando iba a alcanzar mi boca, me retiré, no iba a permitir caer.

Cogí su botellín y se lo tiré a la cara. Se quedó perplejo. Me acerqué, y le besé, besándole de tal manera que no pudiera olvidarlo. Bebí la poca cerveza que quedaba en su botellín y le robé el paquete de Marlboro que llevaba en el bolsillo, encendí mi cigarrillo y me marché, dejando perplejo a todo el mundo, a él, el primero.

Yo siempre lo digo: aquí las normas, las pongo yo.

1 comentario:

  1. Ohh dios Bego, puedo morir leyendo estás cosas. Aqui las reglas las pone la mujer y punto :)

    PD: Soy Inés xDDDD

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